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Seré reduccionista a fin de ganar en claridad lo que pierdo en certeza: Existen cuatro formas de tomar postura ante la idea de dios.

1. El Creyente Dogmático.

Su principal catacterística es que cree en la Revelación. Está convencido no solo de que dios existe, sino de que dios se ha puesto en contacto con el hombre, le ha mostrado su ley, le ha aconsejado al oído, y le ha dictado un Libro Sagrado. Este Libro basta para exponer y explicar la existencia de un dios concreto, histórico, revelado. El Libro sirve para explicarlo todo, desde el inicio de los tiempos y hasta el fin, pasando por la construcción de la nueva autopista. La historia del hombre no está por escribirse, todo está en el pasado, excepto la salvación.

2. El Creyente Filosófico.

Su principal característica es que cree en el Primer Motor. No concibe un mundo sin inicio, y en el inicio está dios. Dios es aquello de lo que proceden todas las cosas, dios justifica el movimiento, la creación, el hombre. El hombre tiene un propósito y éste es conocer a dios. Este creyente carece de institución, y se siente más cómodo en aquellas expresiones religiosas que se acercan al concepto de los sagrado pero se alejan de la institución. Por ello, se alinean temporalmente a expresiones culturales ajenas que le permiten experimentar el sentido de lo místico sin el sentido de Tradición, que podría significar conformismo con el mundo heredado.

3. El Ateo Filosófico.

Su principal característica es la indiferencia. Puede aceptar la necesidad filosófica del Primer Motor, pero no comprende la necesidad de encontrarle un sentido humano. El mundo es, el mundo sucede, el mundo carece de sentido. El mundo humano es, el mundo humano sucede, el ser humano es capaz de interpretar e interpreta. Es válido. Pero no es trascendente para el universo. No hay eco en la eternidad. Entiende a dios como una necesidad humana, una necesidad de sentido, de persistencia. Existe quizá un inicio y un Ser en el inicio. Pero ese Primer Motor no es más cercano a los hombres que a las partículas de hidrógeno a mil años luz de la tierra.

4. El Anti-teísta.

Su principal característica es el odio a la idea de dios y a quien profesa una fe. Considera poco aptos intelectualmente a quienes poseen un pensamiento trascendente y llevan amuletos o libros sagrados. Usan el ateísmo como parte de su definición personal, como un gafete de recién llegado. Son generalmente molestos, como vendedores de biblia. Al igual que los primeros,  se enorgullecen de su filiación.