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Atanor

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Mis favoritos de Atanor

27 miércoles Ene 2010

Posted by Edgar Valdés in Literatura

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atanor, blog

Elijo diez artículos del último año:

Primero. De mi tocayo y buen amigo, Edgar Sandoval:

1. Narraciones sobre el saber III.

El mejor de los tres ensayos dedicados a mostrarnos el trabajo de Lyotard sobre el problema del conocimiento.

Esta serie me volvió a colocar en la senda de la epistemología, la rama filosófica que junto a las especulaciones teológicas tanto me ha interesado.

2. El amor en tiempos de influenza

La natural (y apocalíptica) aportación de nuestra bitácora al mal del 2009.

3. Ese misterioso lunar café

Interesante y bien logrado experimento de un relato con finales alternativos.

4. Psicoanálisis y ciencia, o de cómo todos llevamos a un filósofo en el corazón.

Polémica serie de ensayos sobre el caracter científico -o no- del discurso sicoanálitico.

5. 4 posturas ante la Historia

Clasificación de la visión humana ante el pasado. Aún no tomo partido.

Segundo. De mi propia pluma:

1. Buscador de mayas y cazador de pájaros. Se habla alemán.

Crónica de mi extraña biblioteca.

Lo mejor es el comentario de jusamawi: «vivo una vida paralela en la que mi otro yo adquiere libros inexplicables»

2. Una fotografía se repite

Un texto muy breve sobre mis dudas respecto a la rebeldía en el arte.

3. La noche de los predicadores

Mi mejor texto. Una diatriba contra ciertos hombres religiosos.

4. Diez cosas que me definen

Bueno, el título lo dice todo.

5. Cuatro posturas ante dios

Visión particular sobre el extraño concepto de un ser supremo.

Pendientes atanoreanos

20 miércoles Ene 2010

Posted by Edgar Valdés in Anécdotas

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atanor, libros, Literatura, pendientes

1. Serie «Sobre la Amistad«, relativa a las opiniones sobre este tema vertidas por pensadores clásicos. Sólo he publicado breves artículos con las opiniones de Aristóteles y Cicerón.

2. Algunos artículos sobre el Código de Derecho Canónico. Es sorprendente la legislación que regula el actual mundo católico, comparándola con el quehacer y pensar de sus integrantes.

3. La lista de lecturas desafiantes, dedicada a aquellos libros que por alguna razón, propia del libro o propia del lector, me han resultado complicados.

4. La continuación del relato de John y Cash, el dueto que se quedó en un simple esbozo.

5. La segunda parte (de muchas, muchísimas) sobre mi permanente relectura de La Guerra y la Paz.

6. La ampliación/actualización de mi lista de pornstars.

7. Renovar mis recomendaciones de ilustradores y fotógrafos, acompañados de un pequeño texto cuidadosamente seleccionado.

8. A un año de estar en WordPress, mis artículos favoritos del blog, propios y ajenos. Existe otro proyecto al respecto, pero de ello ya tendrán noticias más adelante.

9. Siete días, siete autores. Versión renovada para cada inicio de mes. La idea es reseñar cuentos, ensayos o relatos breves.

10. Serie Miércoles de Cómic. La tengo muy abandonada. Hace rato me espera una relectura y reseña por entregas de Watchmen. Imagino un artículo por cada uno de los 12 tomos del cómic.

11. Las aportaciones para The Fantasies Project . No sé si deba convocar a terceros a realizar aportaciones voluntarias. No siempre tengo el tiempo de entrar al Photoshop para actividades lúdicas.

12. Iniciar formalmente la serie de El Burócrata Ilustrado, al cual pertenece este artículo.

13. La revisión de la Anábasis, que prometí hace tanto.

14. Y finalmente, una idea que me viene rondando hace meses pero que siempre termino postergando: una reseña de mis blogs favoritos.

Apuntes para conquistar el mundo a través de un blog: Atanor 2.0

01 domingo Feb 2009

Posted by Equipo Atanor in Alquimia

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atanor

Todo elemento en el universo cumple con un ciclo. «Nacer, crecer, reproducirse y morir», nos decían en la primaria. «Cambia, todo cambia» rezaba alguna canción por ahí. Si bien es cierto que todo sistema está preparado para el cambio, al mismo tiempo está preparado para generar condiciones de estabilidad. Fuerzas centrípeta y centrífuga les llaman en la física.

Para garantizar la supervivencia, sociedades e individuos han buscado rodear su cotidianeidad de reglas y costumbres «estables» que les permitan que aún cuando ocurra un cambio, éste se presente en condiciones de relativa «certidumbre». Abundan en la historia humana los ejemplos de civilizaciones de larga duración en las cuales los cambios, aunque ocurrían, se encontraban institucionalizados y sucedían durante varias generaciones antes de consolidarse.

Incluso, aquellos que prefieren como método de interpretación al materialismo histórico aceptan el hecho de que la transición entre modos de producción ocurre después de un largo tiempo, una vez que la tensión entre «clase dominante» y «clase dominada» (tesis y antítesis en la dialéctica o, si se quiere de nuevo, fuerza centrípeta y centrífuga) se ha resuelto y ha generado las condiciones del nuevo sistema (la famosa síntesis).

Hasta que llegó el siglo XX, de la mano de la Mecánica Cuántica, la Teoría de la Relatividad, la Programación Lineal, la Teoría de Juegos, el Psicoanálisis, la Teoría Keynesiana, el transistor, el automóvil, la cadena de montaje, la Teoría de Sistemas… y un largo etcétera. Entonces, todas las reglas se rompieron. El cambio acelerado e impredecible empezó a predominar sobre la estabilidad.

En los años setenta se enunció la famosa Ley de Moore, que establece que cada dos años se duplica el número de transistores de una computadora, lo que reduce los costos y aumenta el poder de procesamiento y la capacidad de los usuarios. Esto es, que la tecnología caduca aproximadamente cada par de años. Evidencia reciente muestra que la Ley de Moore se cumple cada vez en períodos más cortos. Vivimos en tiempos de inestabilidades.

Nos hemos tomado la libertad de escribirles, queridos lectores, 5 largos párrafos de desvaríos y especulaciones como pretexto para inaugurar una nueva etapa en nuestro querido espacio Atanor. Luego de 5 meses de experimentación y primeros balbuceos entre sus miembros y con ustedes, hemos decidido emprender la primera de nuestras transformaciones; hemos decidido que Atanor requiere un REINICIO.

Estamos planteando un nuevo comienzo que no corte de tajo con lo aprendido y acumulado en estos meses: es más como un cambio de piel. Esto implicara sin duda variaciones con respecto a lo hecho en la primera etapa, pero también continuidad.

Recordar proviene del latín recordari, que se forma a su vez por re (de nuevo) y cordis (corazón). En otras palabras, significa volver a pasar por el corazón. El reinicio de Atanor tiene la intención de re-cordar continuamente entre sus miembros y con nuestros lectores, a través de los diálogos que podamos seguir estableciendo en este espacio creado para experimentar. RECOMENZAMOS ( o si se prefiere, ¡va de nuez!).

Ignis Athanor… y un buen día, encendió la chispa.

01 lunes Sep 2008

Posted by Equipo Atanor in Alquimia

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atanor

A veces valoramos demasiado el orden. Debe ser un vicio antiguo de la humanidad. Si lo pensamos bien, el orden sirve en buena medida para lidiar con la angustia que surge de una condición humana trágica: vivir es incierto.

Si se pudiera identificar una época de la vida en la que todo esto resulte menos cierto (¡y dale con esa manía de otorgarle un orden y un sentido a las cosas!), esa sería sin duda la adolescencia: ese territorio abierto al caos donde la angustia se puede procesar de múltiples formas (algunas más interesantes y entretenidas que otras, por cierto).

Fue precisamente bajo la nacionalidad de la adolescencia que 4 pubertos saltillenses iniciaron un sueño: encendieron una pequeña chispa con pretensiones de fogata. Fue en casa de Erubiel, si la memoria no nos falla (cosa menos incierta que la vida misma a nuestra edad).

Tal como se dijo líneas arriba, la adolescencia es el territorio del caos. Esto mismo nos exenta de explicar en forma coherente el origen de la chispa. También nos permite dejarles a ustedes, estimadísimos lectores, la ardua tarea de todo aquel que se presuma científico: hipotetizar. Así es que pueden especular todo lo que quieran respecto al origen, pero el hecho es que un buen día, 4 amigos saltillenses (y algunos agregados culturales más) decidieron que querían leer poesía de autores consagrados a la luz de la vela, una vez a la semana, luego de haber jugado una cascarita en las canchas de la prepa y previo a la película porno de rigor, proporcionada por un distribuidor semi-clandestino que poseía un doctorado en física (lo lamentamos por aquellos que siguen pensando que la ciencia paga).

Así es que en aquella mesa redonda con mantel de plástico color mostaza recorrimos a Becker, Acuña, Neruda y cuanto escribiente de prestigio se fuera atravesando en nuestro camino.

El orden es, sin duda, el padre de la rutina. No obstante, este padre amoroso tiene tendencias polígamas. En una de sus tantas escapadas con la mismísima incertidumbre engendró a un medio hermano que gusta de molestar constantemente a rutina: el cambio (un economista muy particular de principios del siglo XX, de apellido Schumpeter, luego de analizar una cosa extraña llamada destrucción creativa, le llamaría innovación).

El asunto es que este muchachito insolente que tanta angustia causa a rutina se presentó un buen día en nuestra mesa, en labios de uno de los miembros de la mesa redonda color mostaza (no éramos precisamente el círculo artúrico… más bien medio telúrico por aquello de traer la hormona a mil por hora), quien súbitamente rompió con todas las reglas. -Hoy quiero leer un poema que escribí- dijo sin más. Nadie se opuso ante tal propuesta. Más aun, como virus que se propaga y todo lo destruye (creativamente, como dijo Schumpeter), todos los demás comenzamos a escribir y presentar nuestros propios textos.

La mayoría recurríamos a la rima fácil. Otros más aventureros aprovechaban el espacio para hacer confesiones que asustarían al mismo Freud. Uno más (ninguno de los miembros de este blog, por cierto) con gran visión, recurrió al plagio (que hoy en día hemos encumbrado tanto con el nombre de Benchmarking) con resultados satisfactorios, en tanto nadie más se dio cuenta.

El inicio de este proceso creativo, así como el progresivo abandono de la apreciación por las artes pornográficas, fue atrayendo a cada vez más asistentes a nuestras tertulias. Hombres y mujeres de diferentes orígenes -y planetas, en algunos casos- comenzaron a aparecer ante la mesa redonda (que cada vez resultaba más insuficiente para nuestros propósitos). Alguien, entre aquella maraña de cuerpos, humo, comida y cada vez menos poesía se atrevió a sugerir que deberíamos publicar los textos que presentábamos. Surgió así una primera idea que más bien parecía el mismísimo monstruo de Frankenstein: alrededor de 15 autores diferentes, cada uno con intenciones de publicar entre 15 y 25 textos (que algunos nos atrevíamos incluso a llamar poemas). Ante tal sinsentido, la mesa plástica redonda de tonos mostaza y saturada de personas terminó por romperse.

Unos meses después algunos sobrevivientes de aquel sueño nos reunimos a recoger lo rescatable de aquella aventura y decidimos continuar el rumbo con un poco más de mesura y seriedad. Seríamos sólo 7 autores y cada uno aportaría un máximo de 10 textos. No obstante, el plan terminó por quedarse en las palabras y algunas buenas intenciones.

Transcurrieron algunos años más (y cualquier lector avispado bien podría calcular entonces la edad de estos blogeros sin dificultad) antes de que estos cuatro sobrevivientes decidieran retomar el proyecto en forma: cada uno aportaría 5 textos. Decidimos además escribir un poema conjunto que hilara de alguna forma los estilos de todos.

El destino es un niño que toma decisiones de niño: generalmente muy sabias y poco contaminadas de mundo, pero los adultos suelen no entenderlas. Quiso este infante sabio que aquel proyecto más maduro y mejor intencionado nunca saliera a la luz. Incluso aquel poema conjunto terminaría traspapelado y, a la postre, perdido.

Cada uno de nosotros siguió acumulando experiencias, saberes, transmutaciones (varias de ellas relacionadas con la suma de kilos, la resta de cabello, la multiplicación de arrugas y otras monstruosidades matemáticas). Todos anduvimos camino, a nuestra forma, hasta que la vida nos reunió de nuevo en torno a este proyecto que hoy inicia.

El atanor (athanor) es una vasija (a veces comparada con una cocina o un laboratorio) mediante la cual los alquimistas representaban al alma humana. El atanor es el espacio donde surgen las transformaciones del alma y éstas dependen de la existencia del fuego (Ignis) y de cómo se regula éste. Ignis Athanor está pensado, entonces, como un espacio (a veces pequeño, a veces no tanto) donde encender la llama de nuestras almas y de todo aquel que desee sumarse, mediante el intercambio de ideas y de todos aquellos saberes que hemos ido acumulando con los años.

Es, en pocas palabras, un intento por recuperar aquella mesa redonda -ahora un poco más virtual y un poco menos mostaza y plástica- y dialogar. Esperamos que esta mesa sí pueda albergar a muchos participantes. Bienvenidos.

Alquimista & Errante

Edgar Sandoval Gutiérrez

Alquimista & Nihilista

Edgar Valdés

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