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Atanor

~ Blog de notas

Archivos de etiqueta: Literatura

De cacería con William

23 jueves Abr 2009

Posted by Edgar Valdés in Arte, Literatura

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faulkner, fotografia, Literatura

 

Herman Cater

Fotografía vía: Herman Cater

No oyó en absoluto a los perros. Nunca llegó a oírlos. Únicamente oyó cómo el martilleo del pájaro carpintero cesaba de pronto, y entonces supo que el oso lo estaba mirando. No llegó a verlo. No sabía si estaba frente a él o a su espalda. No se movió; sostuvo la inútil escopeta; antes no había habido ninguna señal de peligro que le llevara a montarla, y ahora ni siquiera la montó; gustó en su saliva aquel sabor malsano, como a latón, que conocía ya porque lo había olido al mirar a los perros que se apiñaban debajo de la cocina.

William Faulkner – El oso

Un día en la feria

22 miércoles Abr 2009

Posted by Edgar Valdés in Arte, Literatura

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fotografia, gogol, Literatura

holga

Fotografía vía: microabi

Pero he aquí que de pronto sintió que alguien tiraba de la manga bordada de su blusa. Volvióse y vio ante ella al joven de la casaca blanca y los ardientes ojos. Sus venitas temblaron y el corazón le palpitó con una fuerza como nunca le había sentido palpitar ni en la alegría ni en la pena. Le pareció esto algo raro y hermoso, aunque ella misma no podía comprender lo que le pasaba.

Nikolai V. Gogol – La Feria de Sorochinetz

 

Una bruma lúgubre

21 martes Abr 2009

Posted by Edgar Valdés in Literatura

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fotografia, Literatura, lovecraft

mountain

Fotografía vía: The Big Picture

Las brumas juegan lúgubremente alrededor de su cima; porque las brumas son los recuerdos de los dioses, y los dioses amaban el Hatheg-Kla cuando habitaban en él, en otro tiempo. Frecuentemente visitan los dioses de la tierra el Hatheg-Kla, en sus naves de nube, y derraman pálidos vapores sobre las laderas cuando danzan añorantes en la cima, bajo una luna clara.

H. P. Lovecraft – Los otros dioses

Lovers

20 lunes Abr 2009

Posted by Edgar Valdés in Arte, Literatura

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fotografia, Literatura, rilke

acessorestrito

Fotografía vía: Acceso Restrito

…tenía las dos manos finas de la muchachita, calzadas con guantes rotos, como se tiene una avecilla, con una dulce firmeza. Era dichoso y soñaba…

Rainer María Rilke. La fuga.

Confesión

16 jueves Abr 2009

Posted by Edgar Valdés in Literatura

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Literatura

Enredado en la lectura de un blog sabrosón como lo es el de fanou [link a efímero], me topé con esta entrada, y no pude hacer más que leerlo mientras yo mismo iba contestando mentalmente a las preguntas sobre literatura que allí se hacen. Sentí que ningún mal hacía si lo compartía con ustedes,  y siguiendo la propia recomendación de la autora, aquí les va.

1. ¿Cuál es la obra que más veces has leído?

La guerra y la paz, el inicio de novela que más veces he leído. El péndulo de Foucault, que pulió mi escepticismo. Y todos los cuentos de Borges, regreso a cada momento para maravillarme de esa prosa de esquinas afiladas.

2. ¿Cuál ha sido el último libro que has dejado a medias?

Los límites de la interpretación, de Umberto Eco. Cada cierto tiempo lo comienzo con ganas. Al cabo de un rato su complejidad y especialización me abruma. Ya volveré.

3. ¿Qué te suele llevar a preferir una lectura en vez de otra?

El autor. La literatura ligeramente pretenciosa y culta.

4. ¿Recomiendas libros con frecuencia? ¿Qué libros recomiendas más? 

A los amigos, casi nunca. Hago muchas referencias literarias, eso sí. Cuando lo hago, recomiendo los libros de mis autores favoritos: Eco, Borges, Kundera, Ibargüengoitia. Isaac Asimov, sin ser mi autor predilecto, es una referencia constante, si piden mi opinión.

5. ¿Cuál fue el último libro de poemas que leíste?

¿Completo? Ninguno. Leo trozos sueltos de la poética de Neruda.

6. ¿Cuál es tu momento preferido del día para leer?

Por la tarde, los fines de semana.

7. ¿Recuerdas el primer libro “serio” o adulto que leíste?

Sí, el Quijote. Mi abuela me obsequió su ejemplar a los diez años. Con duros trabajos terminé la primera parte. Emprendí la lectura completa a los doce. En casa no había libros para niños, y sólo recuerdo que me compraron uno netamente infantil: una versión ilustrada del Ben-Hur.

Nota: si lees el Quijote a los doce, ya no hay nada que puedan hacer por ti.

8. ¿Te gusta ir al teatro? ¿Y leer teatro?

No.

9. ¿Lees con frecuencia libros que no sean literatura (filosofía, divulgación, biografías, guías de viaje, cómics…)?

Claro. Ahora mismo he comenzado a leer la obra de Leibniz; soy aficionado a las enciclopedias desde pequeño. Recién me he embarcado en la lectura de comics, Watchmen me fascinó. Manga leí bastante hace ya un par de años, no me dejó mayor huella. Compro libros de historia con regularidad.

10. ¿Prefieres comprar los libros o aprovecharte de las bibliotecas? ¿Te gusta curiosear en los mercadillos de libros (Feria del libro, libreros antiguos y de viejo…)?

Leí bastante en las bibliotecas en mi época de universitario. También en las públicas cuando tenía el tiempo. Voy a las ferias de libros pero casi nunca compro allí. En las librerías de viejo he encontrado varios tesoros. Definitivamente me gusta más comprar libros, pero mis reiteradas mudanzas me hacen maldecir cada tomo adquirido.

11. Cuando acabas un libro, ¿cuánto tardas en empezar otro? ¿Lees puntualmente o siempre tienes un libro entre manos?

Pueden pasar meses. Luego retomo la lectura con ritmo frenético. Me gusta leer una novela con calma, mientras traigo entre manos algún libro de historia, de cuentos o cualquiera que pueda tomarse y dejarse sin contratiempos. Ahora leo mucho en la computadora. He seguido con atención algunos blogs interesantes los últimos meses.

12. ¿Has escrito alguna vez algo que consideres literatura? ¿De hacerlo, tendrías algún género al que te inclinases más?

Sí. De adolescente escribí poesía, entonces creí que era bueno. Luego llegaron el agua y el fuego y aquello se perdió en mi memoria. Ahora sólo escribo en este blog, sin pretensiones.

13. ¿Qué libro deseas leer y jamás lo has hecho?

Tengo una larga lista de espera. Allí se incluye la obra entera de Faulkner y de Lovecraft.

En el principio

14 martes Abr 2009

Posted by Edgar Valdés in Literatura

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escritores, genesis, Literatura, melville, neruda

Me gusta, con su tenue luz inicial, el primer párrafo del Moby Dick de Melville; la ensoñación y el hastío de Ismael, cuando ansía el mar como un nuevo bautismo.

Llamadme Ismael. Hace unos años —no importa cuánto hace exactamente—, teniendo poco o ningún dinero en el bolsillo, y nada en particular que me interesara en tierra, pensé que me iría a navegar un poco por ahí, para ver la parte acuática del mundo. Es un modo que tengo de echar fuera la melancolía y arreglar la circulación. Cada vez que me sorprendo poniendo una boca triste; cada vez que en mi alma hay un noviembre húmedo y lloviznoso; cada vez que me encuentro parándome sin querer ante las tiendas de ataúdes; y, especialmente, cada vez que la hipocondría me domina de tal modo que hace falta un recio principio moral para impedirme salir a la calle con toda deliberación a derribar metódicamente el sombrero a los transeúntes, entonces, entiendo que es más que hora de hacerme a la mar tan pronto como pueda. Es mi sustitutivo de la pistola y la bala. Con floreo filosófico, Catón se arroja sobre su espada; yo, calladamente, me meto en el barco. No hay nada sorprendente en esto. Aunque no lo sepan, casi todos los hombres, en una o en otra ocasión, abrigan sentimientos muy parecidos a los míos respecto al océano.

Me recuerda, por azaroso juego de palabras y de sentimientos, un fragmento de un verso de Neruda, en Walking Around:

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío

Ese ataque a lo cotidiano, a las formas continuas:

sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores

Uno de mis inicios de texto favoritos es, sin duda, el del Génesis:

1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 
1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

Esta es otra versión de este par de líneas elementales:

1 1 Al principio Dios creó el cielo y la tierra. 2 La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se movía sobre las aguas. 

A diferencia de Melville y Neruda, el anónimo autor o compilador del Génesis establece la misma pureza que  buscan aquéllos, pero lo hace de la forma fácil: el mundo está recién hecho.

Imagino a los escritores meditando largamente el párrafo inicial, especialmente de las novelas. Los veo tachar, escribir y romper muchas hojas, encendiendo un cigarrillo maltratado, con la luz encendida y las persianas corridas. Casi siempre los imagino con una botella de ron o algo parecido, aunque sin duda los debe haber abstemios.

Los párrafos cambiarán de lugar algunas veces, añadirán un verbo fulminante, un adjetivo redondo y hermoso; el nombre del protagonista les causará sudoración.

A falta de formación profesional y de espíritu combativo, prefiero escribir sobre las rodillas. Mi párrafo inicial es casi siempre una aventura, una apuesta. Rara vez lo reviso, casi nunca lo cambio. Una palabra repetida o un error ortográfico me devolverá sobre las líneas, pero no como una disciplina sino como un descuidado corrector.

Cuando Melvillle escribió sobre el mar purificador, quizá tenía ya en mente su novela y muchos de los personajes, el final y las olas; tal vez un fragmento más afortunado o aburrido ocupó el lugar inicial. Quiero pensar que no lo sabremos.

 

Maitines

04 sábado Abr 2009

Posted by Edgar Valdés in Citas, Literatura

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libros, Literatura

7:00 a.m. El mundo está completo y lleno de luz. Las Crónicas de Narnia, El sobrino del mago, es adecuado.

9:00 a.m. Abren las bibliotecas. El péndulo de Foucault, El nombre de la rosa, Ficciones son una buena elección. 

10:00 a.m. Las jóvenes hermosas brillan en los jardines. Póngase perverso, el Marqués de Sade tiene varias opciones.

3:00 p.m. Después de la comida, usted se ha puesto de muy buen humor. Los relámpagos de agosto o Estas ruinas que ves, le mantendrán la sangre fluyendo. Oscar Wilde también es bienvenido.

5:00 p.m. Hora de partir, de mirar hacia las montañas, hacia el mar. Novelas de aventura al estilo de R. L. Stevenson.

10.00 p.m. Han cerrado hace rato ya las persianas. Los vecinos acallan los sonidos cotidianos. Siéntese cerca de la calle, leyendo a Faulkner.

12:00 p.m. Medianoche, terror clásico. No habrá de salvarse de la pluma aceitada de King.

2:00 a.m. Es la hora de las brujas, la hora terrible del asalto y el beso, dice Neruda, cualquier libro de Lovecraft le vendrá bien para alimentar varios demonios.

4:00 a.m.  ¿Sigue despierto? Proust.

Esta guerra que no acaba

02 lunes Feb 2009

Posted by Edgar Valdés in Literatura

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la guerra y la paz, Literatura, tolstoi

¿Han leído La Guerra y la Paz, de Lev Tolstoi? Pues deberían, porque una vez que lo hayan leído, podrán releerlo, que es lo mejor. Estoy entretenido estos días en una lenta y morosa relectura de este libro inmenso, y quiero compartir algunas impresiones que me ha dejado esta segundo round con el ruso.

La Guerra y la Paz

Primera parte. Capítulos I al VI


Estamos en 1805, Napoleón avanza por Europa y la trama transcurre en los salones y fiestas de la nobleza de San Pertersburgo. Comencemos con algunos personajes y sus particularidades, para familiarizarnos.

alejando-i1. Andrés Bolkonsky.

Al principio de la trama se nos presenta este personaje.  Es un noble joven y prometedor, talentoso y con una excelente posición en la sociedad rusa. Él y su esposa Lisa están esperando un hijo. Lo primero que sabemos de él es que está aburridísimo y se quiere ir a la guerra contra Napoleón. Un detalle me llama la atención: está completamente arrepentido de haberse casado y se considera, por ese motivo, un hombre acabado. Lo curioso del caso es que su esposa no sólo es hermosa, sino que también es encantadora y absolutamente ejemplar. ¿De qué está huyendo Andrei, o qué está buscando? No lo sabemos.

Simpatizo con este personaje por una razón fundamental: está inconforme con la vida no obstante que lo tiene todo.

Quería decirle a usted lo siguiente: estamos en guerra contra Napoleón. Si fuese a la guerra por la libertad, lo comprendería y sería el primero en ingresar en el ejército. Pero ayudar a Inglaterra y a Austria contra el hombre más grande que ha habido en el mundo…, no me parece bien.

El príncipe Andrés se encogió de hombros a las palabras infantiles de Pedro. Su actitud parecía significar que, ante aquella tontería, nada podía hacerse. En efecto, era difícil responder a esta ingenua opinión de otra forma distinta de la que lo había hecho el Príncipe.

‑ Si todos hicieran la guerra por convicción no habría guerra.

‑ Eso estaría muy bien ‑ repuso Pedro.

El Príncipe sonrió.

‑ Sí, es posible que estuviera muy bien, pero no ocurrirá nunca.

‑ Bien, entonces, ¿por qué va usted a la guerra? ‑ preguntó Pedro.

‑ ¿Por qué? No lo sé. Es necesario. Además, voy porque… ‑ se detuvo ‑. Voy porque la vida que llevo aquí, esta vida, no me satisface.

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2. Pedro Bezukhov.

Tiene poco más de veinte años y es hijo natural de un noble poderoso y de gran abolengo. Su padre se está muriendo y Pedro fue traído del extranjero, donde estudiaba. Es un tipo sencillo y franco, alejado del mundo cortesano y demasiado torpe en sociedad. Le gusta filosofar sobre el destino del mundo napoleónico y es admirador del emperador francés (Napoleón acaba de coronarse en Milán). Es un personaje típico de la literatura rusa y me recuerda en algo al protagonista de Crimen y Castigo, obesionado también con Bonaparte.

No sabía entrar en un salón, y mucho menos salir de él. Es decir, no sabía decir unas cuantas palabras agradables antes de retirarse. Además, era distraído. Cuando se levantó, en lugar de coger su sombrero cogió el tricornio del General, adornado con plumas, y movió bruscamente éstas hasta que el General le rogó que se lo devolviera.

Estos dos personajes son buenos amigos y gracias a las pláticas privadas que sostienen nos vamos enterando del carácter e historia de ambos. Son muy diferentes, pero se complementan y en resumen los dos son buenas personas. Con ellos y sus historias comienza esta obra, que iremos desmenuzando conforme aparezcan estas entregas.

yelizaveta-alexeevna

3. Lisa Bolkonskaia

Esposa de Andrés y una de las mujeres mejor recibidas en los salones aristócratas.»Conocida como la mujer más seductora de San Petersburgo», según escribe el autor. Es joven y muy hermosa. Se queja continuamente y con quien quiera escucharla de la inmimente partida de su esposo al frente de batalla. Todos se andan yendo a la guerra, eso no es novedad, pero como decíamos, ella está embarazada y tienen apenas meses de haberse casado. Ella no comprende la desición de su marido.

Por lo demás, esta muy acostumbrada a la vida en sociedad, y le desagrada la idea de irse a vivir al campo en la ausencia de su marido. Le arma sus escenas al buen Andrés:

Pedro, por encima de los lentes, miraba con sorpresa e ingenuidad tanto al Príncipe como a su esposa. Hizo un movimiento como para levantarse, pero reflexionó y continuó sentado.

‑ ¿Y qué importa que esté monsieur Pedro? ‑ dijo de pronto la Princesa; y su hermoso rostro se transformó bruscamente bajo la mueca de un fingido sollozo ‑. Hacía mucho tiempo que quería preguntártelo, Andrés. ¿Por qué has cambiado tanto para mí? ¿Qué te he hecho? Te vas a la guerra y no me compadeces. ¿Por qué?

‑ ¡Lisa! ‑ dijo tan sólo el príncipe Andrés, y en esta palabra había al mismo tiempo un ruego y una amenaza, y sobre todo la confianza absoluta de que ella se detendría al escucharla.

Pero su esposa continuó apresuradamente:

‑ Me tratas como si fuera una enferma o una niña. Lo veo claramente. ¿Hacías esto seis meses atrás?

yelizaveta-alexeevna4. Elena Kuraguin

Es la nueva diosa del parnaso en San Pertersburgo. Todos la desean y la admiran. No se menciona su edad en los primeros capítulos, pero debe tener entre 15 y 20 años, considerando que es ya una dama de sociedad pero aun es soltera. Tolstoi la retrata perfecta:

La princesa Elena sonrió y se levantó con la misma invariable sonrisa de mujer absolutamente hermosa con que había entrado en el salón. Con el ligero rumor de su leve vestido de baile con adornos de felpa, deslumbradora por la blancura de sus hombros y el esplendor de sus cabellos y de sus diamantes, cruzó entre los hombres, que le abrieron paso, rígida, sin ver a nadie, pero sonriendo a todos como si concediese a cada uno el derecho de admirar la belleza de su aspecto, de sus redondeados hombros, de su espalda, de su pecho, muy escotado, según la moda de la época, y con su gracioso caminar se acercó a Ana Pavlovna. Elena era tan hermosa que no solamente no veíase en ella una sombra de coquetería, sino que, al contrario, parecía que se avergonzase de su indiscutible belleza, que ejercía victoriosamente sobre los demás una influencia demasiado fuerte. Hubiérase dicho que deseaba, sin poder conseguirlo, amenguar el efecto de su hermosura.
-Es espléndida decían todos los que la veían.

Y más adelante:

Cuando pasó ante Pedro, éste la miró con ojos asustados y entusiastas.

-Es muy bella -dijo el príncipe Andrés.
-Mucho – contestó Pedro.

Tolstoi coloca adjetivos contundentes sobre Elena: «mujer absolutamente hermosa» e «indiscutible belleza.» Fuera de eso, nada sabemos de Elena, ni sus pensamientos ni sus deseos. Está demasiado ocupada siendo perfecta.

Para cerrar este primer artículo sobre La Guerra y La Paz, unas palabras de Andrés, que ponen un freno a las líneas anteriores de admiración al encanto femenino:

En casa de Ana Pavlovna -siguió diciendo- se me escucha. Y esta sociedad imbécil, sin la cual mi mujer no puede vivir, y esas mujeres… ¡Si pudieses llegar a saber quiénes son todas las mujeres distinguidas y, en general, las mujeres! Mi padre tenía razón. El egoísmo, la ambición, la estupidez, la nulidad en todo. He aquí a las mujeres cuando se muestran tal como son. Cuando se les ve en sociedad parece que tengan algo, pero no tienen nada, nada. Sí, amigo mío, no te cases- concluyó el príncipe Andrés.

Nota aparte: Estoy leyendo el libro en tres ediciones distintas: dos de ellas electrónicas y una más impresa. Las primeras están incompletas, por alguna razón que me desconcierta, y las faltas no son menores: en el primer capítulo, uno de los personajes principales, Basilio Kuraguin, padre de Elena, Anatolio e Hipólito, y pariente también de Pedro, conversa sobre sus hijos. Más de la mitad de este diálogo no aparece, y el capítulo se corta antes de tiempo.

Ideas a domicilio (José Eugenio Sánchez)

06 martes Ene 2009

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jose eugenio sanchez, Literatura, poesia

la felicidad es una pistola caliente

la eta mató estudiantes guardias choferes enfermeras ministros

el ira a señoras que iban al súper

idi amin a congresistas campesinos jardineros obreros militares jockeys

pederastas sacerdotes

augusto mató las relaciones diplomáticas

nn mató a kennedy

la cia mató a jimi hendrix al wilson jesucristo karen carpenter

janis joplin john lennon beavis & butthead

el fbi a ma baker vincent vega

tommy larrin al capone felix pappalardi

la kgb a maïakovski trotsky y bukowski

la bbc mató a lady di

y a la madre teresa de calcuta

y a 1551 pasajeros del titanic

y a 17 tribunas de la liga premier

la kraft mató a la heinz

la pepsi a la coca

la coca a los gringos

el ddt a los piojos

el lsd a los protestantes

el pvc al poliestireno

al quaeda a sí mismos

el kkk a malcolm x bob marley martin luther king garrincha y otelo

jp ii mató a juan pablo i

aburto a colosio

yolanda a selena

camelia a emilio

fuenteovejuna al comendador

el aburrimiento a syd vicius

o jota simpson no mató a nadie

la policía mató indígenas en chiapas

el manchester con gol de último minuto mató las esperanzas del bayern

la emi mmató a the beatles

la us army mató a miles de agresivos ancianos y niños

de korea japón vietnam nicaragua panamá irak yugoslavia

y a 140 de un edificio en oklahoma

el video mató a la estrella de radio

el pri mató 1 972 545 kilómetros cuadrados

la pgr mató dos pájaros de un tiro

la sep mató la ortografía

william burroughs a su esposa

: la vida es un invento del dinero

meditación en las costas donde las tortugas entierran sus huevos*

oh no no no:

contento estoy por el dinero sí

y por las mujeres y los hombres con dinero sí

y por los lugares que lo tienen

mi debilidad sería morir en la bóveda del señor burns

en la chequera del internazionale

o en la polvera de pauline c

adoro el dinero

quiero cuatro clones mostrándome mi ropa cada mañana

y una tribuna de golf charlando conmigo por las noches

en estos momentos de amor maroma rebote frontón pista de hielo

asiento trasero del coche

donde lo único importante es el dinero

y el sexo por dinero

y por dinero la cantante duerme con un loco & un abusivo

& un representante & un depravado: un hombre de siglo xx

en estos días debería haber algo diferente

pero poco puedo hacer con esta mascarilla de pepinos

y el martini que oh casi casi se me tira

movie star*

llegué a su puerta con mi caja de herramientas en la mano

y toqué

ella salió vestida en cáscaras de fruta

le dije que venía a reparar la cañería

y se despellejó varias cascaritas

y me dijo por qué no empiezas con ésta

se avalanzó sobre mí

me besó mientras desabotonaba mi overol

me quitaba las botas

y las herramientas se regaban por todo el piso

me chupó durante un rato

y luego en la estufa en la tina

en la mesa donde no permite que suban los codos

en el tapete en el garaje

en todas las posiciones por todos los orificios

y los jadeos los gritos fontanero ahh

mi movimiento y mi cadencia la enloquecían

sus ojos se desorbitaban blancamente

ella desfallecía entre orgasmos múltiples consecutivos

y el aroma la humedad los gemidos fontanero umm los suspiros

se escuchaban a lo lejos

mientras crepitaba la chimenea

y poco a poco aparecían los créditos

el día de las guacamayas*

codornices disfrazadas de guacamaya

avestruces disfrazadas de guacamaya

águilas disfrazadas de guacamaya

tucanes cóndores palomas mariposas disfrazadas de guacamaya

pájaros bobo de patas azules disfrazados de guacamaya

cuervos pelícanos gorriones cenzontles cardenales disfrazados de guacamaya

mi periquita y yo disfrazados de guacamaya

era el día de las guacamayas

las cotorritas disfrazadas de guacamaya

les daban cortán a las guacamayas que no llevaban disfraz

las urracas disfrazadas de guacamaya picoteban cualquier grano

mazorca o calva que espulgar

los marabís disfrazados de guacamaya rondan

las vacas disfrazadas de guacamaya no sabían que hacer

era el día de las guacamayas

mi periquita es una parvada de hermosura

y algunas pajarracas disfrazadas de guacamaya

nos fruncieron el pico al vernos

pero una guacamaya disfrazada de guacamaya

cacareó un discurso sobre volar sobrevolar

y el plumerío festejó hasta alzar el vuelo

y admiró a la guacamaya disfrazada de guacamaya

era el día de las guacamayas

Hay viento y Dios silba una canción de Frank Sinatra**

viene únicamente cuando amenaza lluvia

cuando el viento sacude varias fotografías de su buró

viene por instantes y por alguna prenda del ropero

luego

hacemos el amor

para no platicar

para no distraernos del asunto

viene en sus días más negros

cuando su cuerpo le discute

cuando su casa la abandona

pareciera que mis manos tuvieran algo que ver con su tristeza

Helpless (and in my mind i still need a place to go)**

sobre esta cama donde se acostó el mar

y se guardaron las cenizas de alejandría

y las hormigas almacenaron las provisiones durante el verano del holocausto

y la más despreciable hechicera escribió su recetario para exterminar el mal de amor

en la mismísima cama donde la maja y la venus posaron

donde juana la loca veló a felipe el hermoso por siete

provincias donde el espíritu santo fecundó a maría

aquí en la única cama traficada por fenicios

que sirvió de mapa para barbarroja

y fue alfombra mágica del príncipe de ishtar

en la auténtica cama donde parió la primera elefanta en cautiverio

donde charly parker tocó por última vez el saxofón y a una

mujer al mismo tiempo

y-años antes- jesús meditó su discurso del monte de los

olivos

es donde entiendo que cada cama es un país que no existe si no es con tu presencia.

partitura para pandero*

sufro

sufro mucho

me deshago

ay cómo sufro

soy agua destilando sufrimiento

polen sufriendo las flores

sufro cuando los faroles iluminan mi sufrir

y las ventanas empañadas ocultan la mano que escribe

sus sufrimientos

camino y sufro

hablo y sufro

oigo huelo siento escucho pienso

me miro en el espejo

respiro anhelo recuerdo

alzo el rostro

coloco en mi frente el dorso de la mano

y sufro

Decoración**

una canastilla de huevo sobre el escritorio

el cepillo en la cortina

en el cojín un gato

y otro encima del gato

la tapa del ventilador junto a la maquina junto a una toalla

bajo el cenicero

la ropa en el respaldo de la silla

tú en mi cama

la lluvia afuera

todo está en orden.

*Poemas que forman parte del libro La felicidad es una pistola caliente publicado por Visor (2004, Madrid, España)

**Poemas que forman parte del libro Physical Graffiti, X Premio Internacional de Poesía «Joven Creación» Fundación Loewe (1998, Madrid, España)

Hijas de S.

22 lunes Dic 2008

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alberto silva, cuento, Literatura

La única vez que estuve casada fue cuando intenté darle mi corazón a un solo hombre, pero él únicamente lo besó y lo tiró a la basura. Por eso después se convirtió en mi ex esposo, de quien puedo decir que me invitó al camino de la prostitución.

Todo empezó con sus insinuaciones de que nuestra actividad en la cama se estaba volviendo aburrida, que necesitábamos «más pimienta», yo no sabía muy bien a qué se refería, y ante su terquedad de meses acepté, le dije que haríamos lo que tenía en la cabeza.

Cuando se decidió a llevar desarrollar su plan era un martes por la noche, mi ex llegó del trabajo y me apresuré a hacerle de cenar, cuando estaba echando los frijoles al sartén se me acercó por la espalda y me susurró en la oreja: «Estaría bien que lo hiciéramos hoy, ¿no?»

Mientras me besaba el cuello, cerré los ojos (sin importarme que se quemara lo que estaba en la lumbre), hice los brazos hacia atrás y lo acerqué a mis nalgas. «Sí, sí», respondí al tiempo que apagaba la estufa. Y cuando me llevaba al cuarto envuelta en besos y mordidas, me preguntaba qué tendría preparado.

Hizo como que se acostaba conmigo, pero sólo lo suficiente para que yo me tendiera boca arriba, luego sacó de la bolsa de su chaqueta unos tramos de cuerda blanca, con los que amarró mis muñecas a la cabecera y mis tobillos a las patas de la cama. Después, de una bolsa trasera de su pantalón sacó un par de pañuelos, con uno me tapó los ojos. «Te estás poniendo perversote, conejito», recuerdo que le dije, sin saber que aquello no estaba ni cerca de lo que me esperaba, no podía saber que mi hombre se había transformado en una bestia llena de lujuria y pensamientos horribles, pero que él me enseñartía que también eran sabrosos.

Luego de vendarme para que no pudiera ver me puso la otra pañoleta, pero en la boca, para que tampoco pudiera hablar o gritar. Ahí fue cuando me asustó un poquito, lo confieso, pero fueron sus palabras (y el tono en que las dijo) lo que me volvió loca y me hizo querer salir corriendo.

«No te apures chiquita, vas a pedir más».

Parcía una frase casi inocente, pero tan llena de frío, podría decir que incluso era veneno puro, que me daban ganas de pedirle que parara, que no me desnudara mientras lo hacía y yo no paraba de removolcarme para safar mis brazos y piernas de las ataduras.

Le habría dicho, si el pañuelo apretando mi lengua no me lo hubiera impedido, que me arrepentía de haber aceptado, que tenía mucho miedo y que ese miedo era como un gato rabioso que me arañaba las costillas, un gato que creció mucho cuando dejé de oír a mi ex en el cuarto y que empezó a maullar histérico en cuanto escuché a lo lejos que se abría y cerraba la puerta de la calle. Estaba congelada de pavor.

Hasta que entró en mí el calor de una daga sexual, me fui tranquilizando con el ritmo que me iba poniendo, ese suave arriba y abajo que aflojaba lo tenso de mis muslos; aunque de pronto dio otro grito ahogado en el trapo, cuando descubrí, por el tamaño de las caderas, la panza y el miembro, que no se trataba de mi ex, que ese cuerpo moviéndose encima era uno que jamás me había tocado.

Comencé a gritar más fuerte, a pesar de que sabía que era inútil, por mi tapabocas, y que nadie, ni los vecinos oirían y me rescatarían. Grité incluso más fuerte cuando otro cuerpo de unas manos ásperas comenzó a deslizarse, tratando de meterse entre mi espalda y el colchón. Y apreteé los dientes hasta casi romperlos cuando ese nuevo cuerpo introdujo su pedazo de carne dura por ese orificio mío que nunca había usado para meter cosas, ni supositorios. Cada centímetro que el instrumento avanzaba en mis intestinos sentía como si me clavaran miles de agujas en la espalda.

Si bien poco después el dolor comenzó a desaparecer, al cabo de unos minutos nacieron en mí un montón de sensaciones que no creí posibles, el masaje de esas cuatro manos desconocidas por mis pechos al principio me incomodó, pero ambos hombres me recorrieron de una forma que puso mi mente en blanco y me disolví en gemidos.

A pesar de que al principio sentía que eso no era correcto, esa manera de sentirme tan llena por todos lados comenzó a ser lo mejor que me había pasado en la vida. El aliento de ese extraño sobre mi cara era como un perfume primitivo y vitamínico, me daba pilas para seguir moviéndome en todas direcciones. El sudor de los dos peludos que me apretaban como su yo fuera una fruta con la que quisieran hacer jugo me fue acercando a una explosión como no había tenido jamás. Así que cuando una quinta mano desató el pañuelo de mi boca y puso una tercera vara entre mis dientes, grité de contento, con una satisfacción que no olvidaré en mi vida.

Pero al mismo tiempo sabía que a partir de entonces con mi ex las cosas ya no serían iguales, que no podría verlo igual y diario tendría estas ganas de varios hombres que no me he podido quitar. Sabía que lo único que nos esperaba era el divorcio. Sabía que también me esperaba un futuro lleno de goce y depravasión. De lo que no estaba consciente es de que ganaría mucho dinero con ello.

Y, ahora que han pasado varios años de aquella escena, le estoy muy agradecida a mi ex, por haberme empujado por este camino.

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