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Hooky era adicto a los limones gigantes de la villa de Sandosti; sentía que volaba cada vez que se metía una dosis directo al cerebro.

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No distinguía las calles y cruzaba peligrosamente las avenidas, riéndose frente a los bancos y edificios del ayuntamiento.

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Alucinaba con robots de formas primitivas; soñaba en blanco y negro. Los limones que consumía eran tan ácidos que le disolvían la zona que regulaba los colores.

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En su pobre imaginación sólo había monstruos negros y limones amarillos; el infinito azul del cielo interrumpido por nubarrones muy básicos.

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Hooky reía; se dopaba y reía. El mundo era redondo como un limón exquisito.

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A veces se aburría un poco y se iba de putas; ahora necesitaba una doble ración para calmar el temblor de sus manos. Nada lo detenía. Orinaba en los buzones del correo.

El mundo era un lugar absurdo. La abstinencia le mataba, su barra amarilla de limoncitos se agotaba; Hooky luchaba contra su adicción incontrolable.

El mundo era un lugar absurdo. La abstinencia le mataba, su barra amarilla de limoncitos se agotaba; Hooky luchaba contra su adicción incontrolable.

Hooky

El dealer tenía para todos; la calma volvía.

Despertaba

Despertaba muy lejos despúes de una dosis. Tenía que volver a presentarse porque no se acordaba de nadie. Los vecinos del lugar le miraban desde lejos, sin atreverse a conversar con él.

Se enroló en la marina

Traficaba limones de forma ilegal; asaltaba con su banda a los veleros mercantes que transportaban su amada mercancía.

Después

Después de agotar de golpe la mercancía en orgías indecibles, empezaban a ver de nuevo los monstruos negros gigantes; la visión era compartida.

Atrapaban

Atrapaban delfines y jugaban a ver quién los lanzaba más alto. Estaban perdidos.

Ahora

Ahora Hooky vendía limones ilegales a los adictos del muelle. Le vendía hasta a los niños.

Comprendió

Comprendió que había llegado muy lejos; decidió internarse.

Enfrentar sus demonios.

Enfrentar sus demonios.

Ahora está limpio

Ahora está limpio; no más limones aciditos nublando su entendimiento. Ahora es un perro feliz. Suerte que su dueño nunca lo abandonó.

El «cuento» está basado en las imágenes del juego on-line Hooky, divertido, simpático y muy bien dibujado. Dénse la vuelta si andan de ociosos como yo.

Hooky Interactive

Hooky Interactive, buen proyecto en la red.